El Solomillo Wellington es un ícono de la alta cocina que ha resistido el paso del tiempo, siendo reinventado de innumerables maneras a lo largo de los años. En esta publicación, te invitamos a explorar dos personalizaciones de este plato. Aunque respetamos la esencia de la receta, queremos que sientas la libertad de adaptarla según tus preferencias.
Ingredientes:
Instrucciones:
1. Precalienta tu horno a 180ºC y corta la cebolla en juliana.
2. En una sartén grande, añade un generoso chorro de aceite de oliva y caliéntalo. Sazona los solomillos con sal, pimienta, ajo y pimentón al gusto. Cuando el aceite esté bien caliente, sella los solomillos dorándolos por todos los lados. Luego, retira los solomillos y déjalos reposar para que se enfríen un poco.
3. Mientras tanto, en otra sartén, pocha la cebolla a fuego medio.
4. Para una de las versiones que te proponemos:
a. Extiende una lámina de masa de hojaldre y coloca sobre ella unas finas lonchas de bacon, el queso fundente y la cebolla pochada. Luego, coloca el solomillo sobre la mezcla y enróllalo cuidadosamente, asegurándote de que no se desarme.
b. Antes de llevarlo al horno, pinta el hojaldre con huevo batido y hornea durante 30-40 minutos, revisando para evitar que se queme.
5. Para la otra versión que te proponemos:
a. Corta el medio pimiento en trozos pequeños.
b. Coloca la masa de hojaldre, el bacon, una pizca de tu mermelada favorita (nosotros hemos usado de higos) y añade el pimiento y la cebolla pochada. Luego, coloca el solomillo y enróllalo, y de igual manera que en el caso anterior, píntalo con huevo batido antes de introducirlo en el horno.
6. Recuerda vigilar el tiempo de cocción para evitar que los solomillos queden muy secos.
Disfruta de estas emocionantes variaciones del clásico Solomillo Wellington, adaptadas a tu gusto personal. ¡Buen provecho!